No es tanto pensar, sino tratar de pensar cómo dejar de hacerlo. ¿Cuántos controlan aquello que al final es lo único que los hace sentirse vivos? Menos vacíos -el vacío es una contradicción-.
Son pocos los dichosos que no temen, los que piensan y dicen, los que aceleran para llegar antes y saber qué pasa, esos; los que están “locos”. “Los cuerdos” son los lentos ¿qué importa estar “locos” si eso significa vivir? Solo lo acepto si la locura se refiere a expresar, sentir, mostrar, y dar cuando quieres y no, cuando por fin, te lo permiten.
Los demás: los comedidos, “los serios”, “maduros”, que esperan estar listos para querer el momento perfecto, ignorando que todo momento en realidad lo es, no están cuerdos; tienen muchísimo miedo por dentro, o están muertos.
domingo, 19 de septiembre de 2010
Carta
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